Las clase en el año 2030

En la actualidad nos encontramos en la era de la tecnología y si echamos la vista atrás ya no queda  nada de esas pizarras en las que tenías que tener cuidado de no mancharte de tiza. Pero tampoco queda nada de esos chicos jugando en el patio al fútbol o criticando a algún profesor por sus exámenes, solo chicos frente a alguna pantalla. Te paseas por los pasillos y sólo ves alumnos enchufados a algún aparato electrónico, tablets, o tuiteando sobre lo aburrido que está siendo su día, mientras postean alguna foto en instagram sobre lo bien que lo están pasando con sus compañeros de clase.

Suena el timbre y todos vuelven a clase, a sus asientos donde les espera otra pantalla, en este caso un ordenador portátil, a algunos la clase les parece aburrida por lo que miran hacia la ventana, está lloviendo y alguno suspira deseando que termine la explicación.

Vuelve a sonar la campana que da por finalizada la jornada, los chicos van a la entrada donde les esperan sus padres para recogerlos y llevarlos a casa, la puerta se encuentra abarrotada, todos quieren ser los primeros en recoger a sus hijos, ninguno quiere que la lluvia acabe majándolos.

Con esta narrativa tan exagerada, no quiero decir que en apenas 12 años la vida de los estudiantes vaya a cambiar tanto como para encontrarse en esta situación. Trato de poner en tela de juicio, el uso excesivo que se empieza a hacer de las tecnologías ya no solo en nuestra vida diaria, sino también en las aulas. Es bien sabido que las tecnologías han sido un gran avance, sirven como soporte para la educación, pero creo que su uso se nos está yendo un poco de las manos. También el aumento de la sobreprotección de los padres con sus hijos está llevando a que estos no sean capaces de hacer casi nada por sí mismos.





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